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Los Pasos Que Sigues

Foto del escritor: AlysiaAlysia

Primero que nada, quiero confesar que escribo esto bastante desvelada y con las palabras de inspiración que aterrizaron durante el insomnio, porque la Luna Llena se ha robado toda mi atención en estas últimas noches. Noto que el tiempo comienza a pasarme más rápido, porque siento que tan sólo acabamos de celebrar el aniversario de nuestro viaje bajo la noche estrellada de Luna Nueva— tanto ella como nosotros conmemorando el cierre de un ciclo y el inicio de uno nuevo.



Curiosamente, el lugar donde nos tocó festejarlo se llama Metztitlán, lo cual quiere decir "lugar de la Luna" en Nahuatl. Siendo de clima desértico y rodeado de montañas, su geografía da la sensación de estar en un cráter, cuya riqueza en la parta más hundida del centro permite abundantes cultivos para sustentar a sus habitantes. El efecto cráter del suelo se complementa con un efecto de globo en el cielo, que de noche nos presentó el planetario perfecto para apreciar los espectáculos astrales.

Para mi cuerpo fue un entorno completamente foráneo, pero disfruté de poder detectar con mis ojos, mis oídos y mi piel nuevos estímulos cada día.

Desde que entramos a la región, nos impactamos de ver tantos árboles secos y completamente cubiertos de telarañas a la orilla de la carretera, así como una cantidad de orugas fosforescentes queriéndose atravesar, que se convirtió en un reto esquivarlos. Pero de todos los insectos que abundan en este habitat, quien más me tenía en alerta fue la llamada maribomba dorada, una avispa experta en espantar a vagabundos y aventureros como nosotros. A mi papá y a Tecas les tocó sentir el ardor de su amenazante piquete. Aún no he visitado la Luna, pero este lugar pareciera un sueño de surrealismo Mexicano, pintado de cactuses y esculturas geológicas tan bizarras en su diseño que ni Dali se las hubiera imaginado.


Aquí en este ombligo de Luna conocimos a Jitomate, la integrante más reciente al equipo. Desde el día que se unió, no he visto que le tema a nada. Es una bolita negra de fuerza e instinto puro que heredó el callo de su tierra nativa. Asumió con mucho entusiasmo su nuevo rol como guardiana de Chachi y aprendiz de su cicloviajera ejemplar, Delta. Pasó hasta con menciones honoríficas su primer trayecto de Metztitlán al Arroyo del Cura, un día largo bajo el sol que nos reveló su invencible carácter de guerrera.


El Arroyo del Cura es una joya escondida que acababan de descubrir unos apasionados ciclistas y fotógrafos, quienes quisieron compartirlo con nosotros. Ellos calcularon que con el año que ya cumplimos rodando en bicicleta, nuestras piernas podrían ir y regresar en un mismo día, tomando en cuenta una parada imperdible en las quesadillas de San Agustin, y una sesión de fotos en el atardecer. Lo que nos faltó mencionarles es que ya cumplimos un año rodando en bicicleta justo porque cuando nos enamoramos de un lugar, nos dejamos absorber completamente por ella.

Y cómo no hacerlo en este espacio que para mí, parece un museo inmenso, natural y vivo— lleno de historia, arte, valores y moralejas que han trascendido a los largo de sus años. Desde el pueblo de San Nicolás Atecoxco caminamos por un laberinto de riachuelos, navegando las venas para llegar al corazón. Escalamos rocas y troncos gigantes que en algún momento fueron tumbados y arrastrados por un agua voraz. Adentro del cañón se siente otro clima, fresco y amigable. Sus cauces son acobijados por enormes árboles de Nogal y Sabino, que con sus raíces forman pequeñas pozas y albercas en las que nos pudimos refrescar.


Sin embargo, caminar por aquellos senderos sí requiere cierta disciplina y enfoque, una adecuada escuela primaria para la cachorrita y curso de refresco para

nosotros. Siendo extremadamente meticulosa, la naturaleza es quien mejor puede nos puede instruir sobre la atención al detalle en cada paso que damos, para no pisar una espina o piedra filosa que nos pueda lastimar. Pero como buena maestra, también obsequia generosas recompensas por esa lucidez, a través de cada flor, mariposa, piedra preciosa, o fruto que encontremos en el camino, maduro y listo para disfrutar. Por estos rumbos, los incentivos vienen en forma de nueces y aguacates— pequeños lujos que a quién no han de motivar.

Observé después de muy poco tiempo que Jitomate ya imitaba los saltos extravagantes de piedra en piedra tal como lo hace Delta, aprendiendo a sentir la precisión y el comando de su cuerpecito. El juego consiste en buscar las piedras más estables sobre las cuales balancear tu peso y en tomar cada paso con firmeza y decisión, aunque uno que otro siempre te va a traicionar. Verla me hizo pensar en las incontables veces que caminé por este tipo de brechas siguiendo los pies descalzos de mi papá, y agradecí a todos esos ejemplos tan bonitos que he tenido en mi vida.


Como un premio al final del desafío, topamos con los altos muros de piedra

lisa que conforman el mero templo del Cura— una arquitectura impresionante construida por agua, aire y el paso del tiempo. En Metztitlán fuimos a ver el famoso y prestigioso Convento de los Santos Reyes, pero aquel Cura rechazó el permiso para que acampáramos en el patio de sus instalaciones. Sin embargo, en este santuario— real y orgánico— dormimos cuatro noches sobre unos bancos de arena que donó la última tormenta con su crecimiento de agua.


A pesar de que ya llevamos un año viajando, me alegra poder decir que aún no se ha vuelto ni rutinario ni algo que hacemos ya en automático, y creo que lo constatamos al convertir lo que iba a ser una pequeña desviación en la dirección correcta. Al fin y al cabo, ¿acaso existe una dirección correcta?


Justo hoy vienen en camino dos nuevas integrantes al equipo, Jenny desde Canadá y Pao desde Playa del Carmen. Me deja sin palabras cada vez que alguien se anima a viajar con nosotros, aunque sea por poco tiempo, porque casi nunca tenemos claro hacia dónde vamos. Pero luego veo cómo Delta es con Jitomate. Ella aún tiene mucho que madurar por sí misma, pero comparte lo que puede desde su propia experiencia. Supongo que de eso se trata. De aprender y crecer juntos, abriendo camino para quienes vengan detrás de nosotros. Y la verdad es que Jitomate aprende de Delta tanto como Delta aprende de Jitomate. Y yo tengo la fortuna de seguir en los pasos de ambas :)


Quisiera agradecer cada paso que hemos dado hasta ahora y que nos ha traído hasta aquí: los grandes y pequeños, los que tomamos con seguridad y los que dimos saltando, los calculados y los improvisados, con los cuales avanzamos, y los que tuvimos que retroceder para agarrar una mejor ruta o nueva perspectiva. Los que nos perdieron, y los que nos llevaron a lugares imprevistos. Algunos pasos son físicos, algunos son mentales, y otros emocionales, pero todos han sido necesarios para poder seguir adelante.


Feliz año equipo, we made it.



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4 commentaires


Sebastian Bello
Sebastian Bello
17 avr. 2022

Alysia gracias por hacerme viajar a todos estos hermosos lugares que imagino leyéndote, espero que tu viaje aun siga y pronto nos compartas mas de tus experiencias y si estás cerrando un ciclo muchas felicidades, recuerda que "Poder decir adiós es crecer"

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Alysia
Alysia
27 avr. 2022
En réponse à

Hola Sebastián... gracias a tu comentario me animé a terminar unos últimos posts que por ahí tenía guardados en los drafts jaja y ya los publiqué! Gracias de verdad por recordármelo, porque tienes toda la razón. Pues ya están, espero les des una leída :) :)

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Angélica Espinoza
Angélica Espinoza
29 nov. 2021

Gracias Aly por compartir sus experiencias y anécdotas, ya tengo una larga lista de lugares por visitar! Por favor no dejes de escribir, me encanta leerte! Abrazos,

Angie

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Alysia
Alysia
27 avr. 2022
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Gracias Angélica! Cualquier cosa aquí andamos para las miles de recomendaciones que nos encataría compartir, aunque quizás no aparezcan en el blog jeje :P

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